Despertarte después de un fin de semana veraniego 100% y ver que está gris y llueve.
Después de una noche donde no has pegado ojo…
Los lunes no son fáciles, ¿verdad? Sin embargo nunca podemos olvidarnos de bailar…
Bailar aunque nunca lo hayamos hecho, aunque seamos de los de barra o taburete en los bares, aunque en las bodas nos espante "ese momento". Aunque seamos un pato mareado y no tengamos oído. Aunque fuéramos de los de la última fila en el coro del colegio para que no se nos oyera.
Porque a veces basta con bailar en el atasco de la mañana, en el metro, tomando un café en la oficina, o comiendo en un sitio distinto al de siempre. Bailar cuando llegamos a casa después del día más duro de la semana y vemos a la persona que más queremos. Bailar con tu amiga, tu marido, tus hijos, sola en la ducha o en el súper…Bailar es una actitud. Una terapia que ayuda en los lunes feos con lluvia y sin dormir como los de hoy. Los lunes son para los valientes...
Es lunes, ¿Bailas?
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